Romería de la Virgen de Valme. Dos Hermanas, Sevilla, Andalucía. Tercer domingo del mes de octubre.
Romerías con un hondo sentir religioso hay muchas, pero tal vez sean las andaluzas las más sentidas, espontáneas y alegres. Más allá de las ultrapopulares como las del Rocío, aún hay otras donde se puede encontrar el tipismo y la originalidad en cada detalle de la romería.
Uno de esos casos es la de la Romería de la Virgen del Valme que incluye vistosos carros y ese ambiente de fiesta a medio camino entre el hondo sentir religioso y la jarana entretejida como sólo la saben menear las gentes del sur.
La Virgen de Valme tiene un curioso nombre que es consecuencia de una frase imprecativa que dicen que dijo Fernando III El Santo en el momento en el que ponía cerco a la ciudad árabe de Sevilla, en 1248, y estaba a punto de conquistarla. El petitorio ‘Váleme Señora’ se convirtió en Nuestra Señora de Valme, un váleme contraído.
Y el lugar en el que se pidió, el Cerro del Cuarto, la morada de una pequeña imagen que traía en su bagaje. Una imagen gótica que es la que se venera y la que se traslada en la romería.
Una de las particularidades de la Romería de la Vigen de Valme de Dos Hermanas es el tipo de carros que se utilizan, o más que el tipo, la decoración, que pasa por ser distinta y única entre las de su tipo de las festividades andaluzas.
Los carros se decoran con vistosos colores de fondo, que pueden ir desde el celeste, el rojo, el rosa y el amarillo, siempre sobre una base de blanco, el color de la pureza. Cada año, los grupos responsables de cada carreta cambian la decoración sobrepuesta del carro, colocando papeles de colores doblados a mano y, si acaso, nuevos dibujos, alusivos.
Pero ¿en qué consiste la Romería de la Virgen de Valme? Pues en un sentido trayecto de ida y vuelta por un camino por el que se lleva circulando más de cien años. Y es que la primera romería está fechada en 1894, aunque la cofradía que la organiza existe desde muy antiguo, 1628.
La romería da comienzo hacia las seis de la mañana con una celebración religiosa dedicada a los romeros en la Iglesia de Santa María Magdalena. Lo primero es tomar la imagen de su cuarto donde ha estado desde el día anterior en besamanos.
La imagen es trasladada con mucho cuidado en dirección a la Ermita del Cortijo del Cuarto, montada en su carreta ultradecorada, y escoltada por una comitiva de jinetes y amazonas montados a caballo, pero sobre todo miles de caminantes a pie y, algo muy curioso y típico, carretas y carros grandes llamados galeras, tirados por bueyes.
Los romeros suelen tardar del orden de cuatro horas en llegar a la ermita. LLegados al lugar, todos se reparten por la zona para comer y algo que seguramente apreciarás, baile espontáneo de sevillanas y música en cada rincón. Gente alegre que lo expresa.
En ese tiempo, la gente que ha acudido al lugar, se agolpa junto a la entrada de la ermita para ver la imagen, que estará en el lugar hasta las seis de la tarde. En ese momento, los romeros, todos, regresan en comitiva por el camino por el que llegaron de vuelta a la Iglesia de Santa María Magdalena.
Ya sabes, si quieres participar de una romería andaluza única, la de la Virgen de Valme en Dos Hermanas, a muy escasa distancia de Sevilla capital; te espera.
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El ruego de un rey santo que se hizo romería.