Dice un refrán popular que ‘el día en que cae el quemado, cae todo el apostolado’. Una cita que se refiere a la celebración de San Lorenzo, ‘el quemado’ y a una realidad.

La realidad de unas fiestas de San Lorenzo que son parte de los festejos más desenfadados y hasta irreverentes de mitad del estío, cuando la temperatura y el mejor ánimo de los fiesteros sale a la calle por todo un país que está de vacaciones de verano.

Y una de esas fiestas de San Lorenzo, que tienes que subrayar con verde fosforescente en tu agenda son las mayores de Huesca, la cuna de la cuna de las celebraciones dedicadas al santo, lo que podríamos llamar algo así como el ‘lorenzismo’. Suena bien.

¿Pero por qué la fiesta de San Lorenzo en Huesca? Bueno, cuenta la tradición que Lorenzo, diácono en Roma, murió en la hoguera allá por el año 258 porque, según parece, se negó en redondo a entregar las reliquias de la Iglesia al prefecto de turno.

Y cuenta esa misma tradición que Lorenzo, San Lorenzo, era de Osca, nuestra Huesca de hoy. Y hoy, por esa razón, el culto y las tradiciones alrededor de la memoria de San Lorenzo están tan arraigados, no sólo en la capital oscense, sino en buena parte del Pirineo aragonés.

En Huesca, las de San Lorenzo son, como decimos, las fiestas principales de la ciudad y abarcan todas las segundas semanas de agosto, del 9 al 15 de agosto.

 En esa semana, la ciudad se viste de fiesta, se hace algarada y sus vecinos saltan a la calle, y, aún más, los forasteros, como tú, encuentran un lugar perfecto para revindicar un buen recuerdo de verano.

Las fiestas de San Lorenzo son muy diferentes a las que probablemente hayas visto en otros lugares, en Huesca, los detalles se miman. El blanco y verde que representa los colores de la ciudad y la fiesta cuelgan de banderolas y hasta de carteles publicitarios que trasmutan sus colores para seguir la marea blanquiverde.

Otro detalle es el olor de la ciudad en esos días, el aroma que flota en el ambiente. Huesca huele a albahaca, porque, según cuenta también la tradición, fue esa la hierba utilizada para esconder el olor de las brasas y del humo de la parrilla en la que fue ajusticiado San Lorenzo.

Para los oscenses, la albahaca es sinónimo de purificación religiosa, para los restaurantes que se han hecho con ella como condimento de sus platos de agosto, una manera de llevar la tradición directamente a la boca.

Si te acercas el día 9 de agosto a Huesca, verás que las fiestas de San Lorenzo comienzan con un ‘chupinazo’ como el de San Fermín, pero ahí, justo después de la explosión de ese cohete, acaban las coincidencias. 

Verás a las conocidas ‘marialesas’, chicas que son las reinas de la fiesta y que representan a cada peña y a cada barrio de Huesca. A las ‘marialesas’ las podrás ver en cabalgata y desfilando desde el primer día de festejos.

A la música, te la podrás encontrar en cada esquina, de manera informal, con intérpretes callejeros y con las charangas de las peñas o dentro del programa de espectáculos musicales. Sones del Pirineo, danzas y grupos folclóricos altoaragoneses, seguro, pero también solistas invitados.

¿Y los toros? Si, un programa que da cabida al cartel de su plaza y también a algunas becerradas que se viven como festejos populares.

Huesca tiene unas fiestas mayores únicas, originales, para vivirlas, para sentirlas con tus amigos en una ciudad que se abre al forastero y comparte para romper, una vez al año, su tranquila paz de ciudad sosegada.

Anímate a subir a Huesca por San Lorenzo, día 9 de agosto, anótalo. Como también puedes apuntar un par referencias que te dejamos para encontrar un alojamiento barato en la zona, como los hostales en Jaca de la guía de Quehostales.com.

Uno de esos alojamientos con atractivo y verdaderamente económicos es el Hotel Mirador en la capital, en Huesca, y, a una hora, en la misma Jaca, tienes otro que te recomendamos el Albergue de las Escuelas Pías, por si quieres ampliar la estancia con más días o disfrutar de tranquilidad y descanso fuera de las celebraciones de San Lorenzo. Tú eliges.

Si eres ‘lorenzista’, Huesca te espera en la calle.