Fiesta de la Lana y Boda de Payés, Ripoll, Girona, Cataluña. 17 de mayo.
La Fiesta de la Lana de Ripoll es una celebración que suma diferentes recreaciones de costumbres rurales catalanas del ayer. Fue declarada en su día fiesta de interés turístico nacional. El eje de la fiesta es la lana y las ovejas, que formaron parte de la base económica de la ciudad y de la comarca.
Esa sucesión de demostraciones comienza el día principal de la celebración con un desfile de centenar y medio de ovejas por el centro de Ripoll camino de la plaza central. Allí, los pastores que han conducido el ganado ofrecen al público congregado una parte de sus habilidades con la esquila de los animales, esquilando a la vieja usanza, por supuesto, con tijeras.
Salidos los vellones de las ovejas, otros artesanos recogen la lana para picarla, batirla, para limpiarla y amorosarla de tal manera que se pueda tratar. Son los llamados colchoneros, que pasan la lana a las hilanderas, que, allí mismo, la trabajan para hacerlas hilos, hilos de lana.
La demostración continúa con exhibiciones de esquilado del tipo más reciente, con máquinas eléctricas. Algo espectacular de ver.
La otra parte de la celebración de la Fiesta de la Lana nada tiene que ver con las ovejas y sí, con las tradiciones. Es la secuencia de actos de la Boda del Payés. Se trata de una recreación, bueno, más que una recreación, de los desposorios de las clases acomodadas, tal y como se orquestaban en los pueblos del interior de Cataluña en el siglo XIX.
Más que una recreación porque las bodas de la Fiesta de la Lana son de verdad. Los novios se casan con la ropa tradicional, se pasean por las calles de Ripoll a lomos de caballo, con la dote de la novia en una mula detrás, como se hacía antes y se enlazan en el cercano Monasterio de Santa María.
En el Monasterio, y en los momentos previos a la boda, el gentío de espectadores lo pasa bien presenciando las evoluciones de los famosos gigantes de Ripoll, con los gralleros y con las evoluciones de grupos de baile locales. Antes de la consagración del matrimonio, se baila el baile de l’Espunyolet, cuando la ceremonia concluye, lo de rigor es baile del Roser.
Todo termina con el festejo que se organiza nuevamente en la plaza en el que hay una invitación colectiva a comer coca con longaniza catalana y vino de la tierra.
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Fiesta de novios y vellones.